La iniciativa que se realiza todos los lunes en el Centro Cultural es apoyada por el municipio Una invitación a los sanantoninos discapacitados a sumarse al taller de deporte adaptado de bochas está realizando Roberto Gutiérrez, profesor de Educación Física y Bárbara Berrios, una de las alumnas de esta iniciativa. La actividad que se realiza todos los días lunes a las 14 horas en el Centro Cultural San Antonio, partió en marzo de este año y pretende seguir desarrollándose con el apoyo del municipio y de las empresas públicas y privadas que deseen brindarles apoyo. Bárbara Berrios, joven discapacitada, forma parte del equipo sanantonino. A los 20 años cayó de gran altura fracturándose gravemente el cuello lo que me provocó una lesión medular irreversible con diagnóstico Tetrapléjia C5C6 Completa. El accidente marcó su vida y actualmente el arte y el deporte se han convertido en una terapia que le ha entregado grandes beneficios. “Esta actividad me ha aportado bastante en lo emocional, en lo físico y en lo social, me entretiene y me motiva, es por eso que invito a otras personas con discapacidad a participar, actualmente somos muy poquitos por lo que hago el llamado a que se integren ya que nuestro objetivo es masificar este deporte adaptado”, expresó. Agregó que “no hay límites de edad, el único requisito es ser una persona discapacitada, tener ganas de practicar deporte y compromiso con la asistencia al taller ya que nuestro desafío es participar en campeonatos que se realizan a lo largo del país”, manifestó. Por su parte Roberto Gutiérrez, profesor de Educación Física, indicó que el deporte de bochas aporta beneficios y es una herramienta para el desarrollo integral de las personas. “La invitación es a que practiquen deporte, y a las instituciones privadas y públicas a que nos apoyen, lo pueden hacer viniendo directamente los lunes al Centro Cultural o nos busquen a través de Facebook como Deporte Adaptado San Antonio”, señaló. DEPORTE QUE FORTALECE Las bochas es un deporte adaptado cuya competencia pone a prueba el grado de control motor y precisión del participante. Compitiendo en silla de ruedas, los deportistas lanzan, patean o utilizan un dispositivo en forma de rampa, para impulsar pequeñas bolas de cuero lo más cerca posible de la bola blanca o “jack ball”. Sus orígenes se remontan a la antigua Grecia, pero no fue sino hasta los Juegos Paralímpicos de Nueva York en 1984, donde se desarrollaron por primera vez en el programa deportivo.